Casas típicas. Oporto

Casas típicas. Oporto

Bajo los soportales de las casas típicas de azulejos, los bares, restaurantes y cafeterías despliegan sus terrazas, creando el ambiente más animado de la ciudad. Sobre todo al atardecer, cuando locales y turistas salen a las calles a disfrutar de la vida nocturna de Oporto.

Vista puerto de Oporto

Casas típicas del puerto

Las casas típicas de Oporto se caracterizan por tener fachadas revestidas de cerámica, llamados azulejos en portugués. Estos azulejos son piezas de cerámica decoradas con motivos geométricos, florales o figurativos, que suelen ser de color azul y blanco, aunque también hay otros colores. Los azulejos se usan para embellecer las fachadas, protegerlas de la humedad y el calor y contar historias o leyendas locales.

Los balcones también son un elemento común en las casas típicas de Oporto. Suelen estar enrejados con hierro forjado, que puede tener formas curvas o rectas, según el estilo arquitectónico.

Los balcones sirven para ampliar el espacio habitable, permitir la entrada de luz y aire, y ofrecer vistas a la calle o al río. Los balcones también son un lugar para colgar ropa, plantas o banderas, y para socializar con los vecinos o los transeúntes.

El Puerto

Oporto, conocida antiguamente como Cale, era una pequeña aldea celta ubicada en la desembocadura del Duero. Los romanos añadieron un puerto, «Portus Cale», origen del topónimo Portugal. (Enlace a la historia de Oporto)

Oporto ha sido un puerto estratégico y un fondeadero seguro desde la época romana. Durante los Descubrimientos, Oporto se convirtió en el centro europeo del comercio marítimo. Su puerto permitió el desarrollo de una gran actividad marítima y comercial que la puso a la cabeza de la industria portuguesa de construcción de buques.

El centro histórico de Oporto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Este reconocimiento destaca su rica herencia cultural y su excepcional importancia.


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Los azulejos de Portugal

Los azulejos se convirtieron en un símbolo de la identidad cultural portuguesa y en un elemento distintivo de su arquitectura.

Iglesia de las Ánimas
Iglesia de las Ánimas
Estación tren San Benito
Estación tren San Benito

Los azulejos llegaron a Portugal en el siglo XV, traídos por los árabes que ocuparon la península ibérica. Al principio se usaban solo en el interior de los edificios religiosos o palaciegos, pero a partir del siglo XVIII se extendieron al exterior y al resto de los edificios civiles.

Representan diferentes aspectos de la historia, la religión, la mitología, la naturaleza y la vida cotidiana de la ciudad y del país. Algunos de los temas más frecuentes son las escenas bíblicas, los santos, los reyes, las batallas, las leyendas, las flores, los animales y los paisajes.

Tienen una gran utilidad en la arquitectura portuguesa, ya que además de embellecer y proteger las paredes, contribuyen a regular la temperatura y la humedad de los interiores.

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