El Patio de los Leones es el corazón del Palacio de los Leones en la Alhambra de Granada. Este patio, encargado por el sultán Muhammad V del Reino nazarí de Granada, es una obra maestra de la arquitectura islámica.
Patio de los Leones
La Fuente de los Leones tiene doce leones de mármol blanco que sostienen una taza con una inscripción poética. Se desconoce el origen y el significado de los leones, que podrían representar los signos del zodíaco, los ríos del paraíso o los símbolos del poder real. También se ignora cómo funcionaba el mecanismo hidráulico que hacía que cada león escupiera agua a una hora determinada.
El Patio de los Leones es el corazón del Palacio de los Leones en la Alhambra de Granada. Este patio, encargado por el sultán Muhammad V del Reino nazarí de Granada durante su segundo periodo de reinado (1362-1391), es una obra maestra de la arquitectura islámica.
El patio es de forma rectangular y está rodeado por una galería a modo de claustro cristiano, sostenido por 124 columnas de mármol blanco. Esta estructura crea un espacio que combina elementos arquitectónicos y naturales, creando un ambiente tranquilo y contemplativo.
Desde este patio se puede acceder a diferentes salas del palacio, incluyendo la Sala de los Abencerrajes (pincha aquí si quieres conocer su leyenda) y la Sala de Dos Hermanas. Cada una de estas salas tiene su propia historia y belleza, contribuyendo a la riqueza cultural y artística del Patio de los Leones.
La Alhambra
La Alhambra y el Generalife de Granada fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.
El nombre “Alhambra”, de origen árabe, viene de Al Hamra, y significa la roja.
Fue bautizada de esta manera porque, al haber sido construida de noche, y usar la luz de las antorchas para iluminarse, se veía de color rojo.
La Alhambra es un ejemplo de arquitectura sostenible, ya que aprovecha los recursos naturales para crear un ambiente confortable. Utiliza el agua como elemento decorativo, refrescante y sonoro. Crea sombras y ventilación con los arcos y las celosías. Emplea materiales locales como la arcilla, la madera y el yeso.
La Alhambra es un reloj solar gigante, ya que su disposición está orientada según los puntos cardinales y las horas del día. Así, se puede saber la hora observando la sombra que proyectan las torres o los pilares sobre los patios o las fuentes. Además, la luz solar crea efectos visuales sorprendentes sobre los azulejos y los estucos.
La Alhambra tiene más de 10.000 inscripciones árabes en sus paredes, techos y columnas. La mayoría son versos del Corán, poemas, alabanzas a Dios o al sultán, o consejos morales. Una de las frases más repetidas es «wa-la ghalib illa-llah», que significa «solo Dios es vencedor».
Disfruta en tu casa de esta maravilla en miniatura:
Patio de los Leones
Patio de los Leones. Alhambra de Granada. Patrimonio de la Humanidad.
Historias de la Alhambra
Boabdil, el último rey nazarí de Granada, entregó la Alhambra a los Reyes Católicos en 1492, poniendo fin a ocho siglos de presencia musulmana en la Península Ibérica.
Se dice que al salir de la ciudad, Boabdil se detuvo en el cerro conocido como el Suspiro del Moro y lloró por la pérdida de su reino.
Su madre, Aixa, le reprochó: «Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre».
Sala de los secretos
La Sala de los Secretos está situada debajo de la Sala de las Dos Hermanas y tiene una peculiar acústica. Si dos personas se colocan en diagonal en las esquinas opuestas de la sala, pueden escuchar lo que se dicen al oído sin que nadie más lo oiga. Se cree que esta sala era un lugar de confidencias o conspiraciones entre los cortesanos.
Algo para recordar
«Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada».
Esta frase, que figura entre las torres bermejas de la Alhambra, fué escrita por el poeta mexicano Francisco de Icaza.
Francisco de Icaza escribió estas palabras dedicadas a Granada, la ciudad natal de su esposa Beatriz de León y Loynaz .
Una de las hipótesis que se han argumentado sobre el protagonista ciego de los versos está cimentada en la amistad entre Icaza y Angel Ganivet, y con la obra de este último ‘El rey de la Alhambra’ (1897), en la que un pobre ciego y mudo está pidiendo bajo los arcos de la Puerta de la Justicia y un padre explica a su hijo la escena.
Parece que Ganivet pretendió con estas estrofas hacer una alegoría de la idiosincrasia de ‘ser granaíno’.
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